Era enero del año 1945 mi madre había dado a luz al menor de sus cinco hijos.
En el pos parto enfermó. A mí me dolía mucho verla acostada.
Mi abuela paterna nos ayudaba en casa, pues yo era la mayor y solo tenia diez años.
Como mi madre no se mejoraba mi padre buscó un ama de cría para mi hermano.
A nosotros no nos faltó cuidados por parte de mi padre y la familia.
Mi madre contándonos después su enfermedad decía que cuando llegó
Semana Santa aun estaba enferma. Y que cuando pasó la procesión por la puerta mi hermano José que solo tenia cinco años, gritó.
¡ VIRGEN MARIA QUE MI MADRE SE PONGA BUENA!
Ella lo oyó desde la cama y según decía, sintió una gran emoción, al oír al niño tan pequeño pidiendo por ella.
Pasaron días no sé cuantos, solo sé que una tarde llamaron al médico con urgencia ( era familiar nuestro) había terminado la carrera y estaba en casa de sus padres esperando tener una plaza de medico titular. Él siempre venia a casa cuando lo necesitábamos. (Creo que aun no había seguridad social) a mí me mandaron a la farmacia a por una receta. Me dieron dos paquetes de algodón muy grandes. En la calle todas las mujeres del pueblo que me encontraba me preguntaban-¿ para que es tanto algodón? –es que mi madre está mala. le contestaba.
Cuando llegué a casa me esperaban. Entreabrieron la puerta del dormitorio y cogieron los paquetes de algodón. Yo intentaba oír algo a través de la puerta pero no conseguí enterarme de nada.
Cuando el médico salió le dijo a mi padre que mi madre se había salvado, pues un tumor de pared que tenia en el vientre se le había abierto por el ombligo echando fuera todo lo malo.
Al poco tiempo mi madre se recuperó totalmente y vivió hasta los ochenta y siete años. Siendo muy querida por todos sus hijos en especial por el que en su mas tierna infancia rogó para que ella, recuperara la salud.
Ella siempre nos contaba esta vivencia sintiéndose orgullosa por la fe de su niño.
30 comentarios:
Josefa querida, es que la madre es el ser mas personal, mas querido, mas vivido de nuestras vidas, con diferencias o no, creo que no haya quien no adore a su madre.
TE dejo un fuerte abrazo,
Soraya
Nunca me contaron esto. Esta semana mi padre cumpliría 63 años. Me has emocionado.
Nunca me cansaré de decirlo, y es que no he conocido a nadie más dulce y más buena que la Iaia. Muchas veces pienso en ella, y en ocasiones, cuando tengo dudas sobre decisiones que tomar, le rezo y le pido parecerme a ella. Tu me recuerdas mucho a ella.
Un beso muy fuerte.
Que historia tan bonita, nunca nos la habíais contado. Me encanta cuando explicas cosas de tu niñez. Besos
Que hermoso tu recuerdo querida Josefa,la fé y más aún la de un niño puede alcanzar el más garnde de los milagros,historias como la tuya lo demuestran y nos hacen aumentar nuastra fé ,gracias por compartir tus vivencias es siempre grato visitarte.
Querida Josefa,
La imagen de nuestros
padres es irremplazable.
El mío murío hace tres
años a los 94, y mi madre
tiene 91, por cosa de la
vida no la tengo cerca,
vive en una hacienda a la
hay que viajar horas,
para verla.
Muchas veces me sentido
desorientada, en lugares
donde no he tenido a nadie
de mi familia, especialmente
ella para darme sus sabios
consejos.
Mi madre, con sus ideas
conservadoras, exigente,
un poquito autoritaria, me
supo guiar y me preparó
para ser ahora lo que soy.
y no solo es eso siempre
acogio y dió abrigo y
bienestar a más de un niño
abandonado.
Hoy la veo tan envejecida,
yo no se sostiene por si
misma y es cuanto más siento,
porque la protectora, la que
nos su fuerza y su amor,
ahora necesita ser protegida.
El lugar de nuestros padres
nunca se reemplazará.
Desde mi corazón al tuyo.
Hola Josefa,que bonito recuerdo de tu infancia aunque en su época lo pasarías muy mal con tu madre enferma, me imagino la alegría de todos en tu familia cuando al fín recuperó la salud.Saludos.Charo
Gracias Josefa por tu visita a mi blog y tus palabras de cariño.
La fe es importante para mi.Yo tengo muchas cosas que agradecer a la Virgen, entre otras cosas el haber podido estar junto a mis padres en el momento de su partida, llenándolos de cariño. Es algo que siempre he deseado.
He leido tus anteriores páginas y veo que recientemente, en diciembre, has perdido a un hermano.Es muy doloroso.
Yo he perdido a los dos que tenia, más jovenes que yo, y eso se lleva peor porque siendo la mayor de tres nunca crei que pasaría a ser hija única.
Bueno, seguiremos visitándonos.
Un abrazo.
Nena he recibido tu comentario que ya sabes me hacen mucha ilusión,ya sabes que puedes copiar lo que quieras si eso va a servir para entretener a tu grupo.Me gustaría que te dieras a conocer cómo lo he hecho yo.Besazos guapísima.charo
Hola, Josefa, dejaste tu huella en mis moreras y la he seguido hasta aquí para encontrarte.
Muy tierno el relato. Entiendo que tu madre nunca pudiera olvidar esa petición sentida de tu hermano. Y es que los hijos nos llegan al alma.
Ya nos iremos conociendo.
Un beso, Josefa.
Es seguro que tuvo la plegaria de tu hermano una relación de causa/efecto. Una de dos: o fue un milagro o la razón de vivir de tu madre aunque ella nunca fuera consciente. El cerebro tiene una fuerza extraordinaria. La fe mueve montañas. Cualquiera de las dos circunstancias.
Un saludo muy afectuoso desde Alcalá de Henares.
Qué bonito, Josefa. Me has emocionado de veras al compartir estos recuerdos. Que enternecedora (y ejemplificante) es la fe de un niño. Ojalá supiéramos conservarla toda la vida.
Un abrazo.
Qué tierna tu historia querida amiga. Ojalá tú superes a tu madre en longevidad . Supongo que en cariño la igualarás pero superarla creo que te costará
Un beso
Josefa, precioso relato y que dulce el sentimiento de un niño hacia su madre.
Lo has contado de una forma, que me ha emocionado.
Un beso con mucho cariño
Una historia muy linda.
Josefa paso a saludarte y te dejo un beso con todo mi afecto.
Antonio
Josefa, extraño que escribas!!!
Un beso grande,
Soraya
Pepita:
¡Qué callada te tenías esta historia tan bonita! Nunca te la había oído. Me está ayudando a pedir con más fe la curación de mi sobrinilla María.
Muchas gracias.
Querida Josefa:
Te agradezco mucho esa cordialísima y cálida visita que me habéis hecho a bordo, y pro la cual te digo BIENVENIDA AL BARCO.
Y ahora, luego de leer estos entrañable srecuerdos, me doy cuenta por qué ésa calidez.
Me parece a mí, o hubo tal vez algo de hunedad en uts ojitos cunado escribías tus recuerdos.
Qué tesoro invalorable las nostalgias, dichosos los que a epsar de todo, aún conservamos algunas gratas al menos.
Un besito
Hermoso y conmovedor recuerdo has traido, gracias por compartir tan hondo sentir.
Cariños
hOLA Guapísima, estoy por aqui te mando un abrazo muy fuerte
hOLA Guapísima, estoy por aqui te mando un abrazo muy fuerte
Pasaba a darte un besito, y desear que todo este yendote bien.
Soraya
Que maravillosa historia, muy linda Josefa, me alegro de que la hayas podido disfrutar tantos años de ella. Yo perdi a la mia cuando cumpli los 30 y me costo 9 años superarlo. Hoy la recuerdo como el ser mas compasivo de la tierra. Un abrazo
Estoy muy agradecida ha todos por vuestros comentarios.
para todos i todas mi cariño
Hola, tocaya. Llego aquí desde el blog de Franziska y me he emocionado con tus recuerdos. Te doy las gracias por compartirlos con nosotros. Un abrazo
Señora Josefa, un placer leer sus vivencias, tan llenas de realidad y emoción.
Me alegro de haberme acercado a su balcón,
Z+-----
Querida Josefa, no se cómo no había leído este recuerdo tuyo tan dulce. Imagino que habrá sido duro en su momento, pero fíjate que también fue por Semana Santa. Es toda una comprobación de que la fe siempre ayuda a los que la tienen.
Entrañable. Besos
QUERIDA HERMANA PEPITA:
ESTOY REPASANDO TU BLOG Y LA VERDAD ES QUE NO ME CANSO, PUES ESCRIBES UNAS COSAS MUY BONITAS.TE ENVIO UNA ULTIMA POESIA:
"AL FINAL DE LA VIDA"
VIEJO, TRISTE Y ABANDONADO
IBA BUSCANDO UNA CAMA.
AL CALOR DEL DINERO
ENCONTRO VARIAS,
UNA MUY DESORDENADA.
PARA SU ULTIMO ADIÒS,
EN ELLA SE ACOMODÓ...
!! ERA LA MÁS CERCANA ¡¡
Hola Pepita,aunque ya hace tiempo qué lo leí,ahora qué se,te pongo mi comentario,en la fe de un niño,es estupendo,emocionante y muy bonito.
Queridísima hermana "josefa".
Pepita, no te habia comentado nada al respecto, pues sé que estos comentarios nos enternecen, pero pensándolo bién, quiero que los amigos y amigas de tu blog sepan que efectivamente ocurrió tal y como tú lo has contado. Siempre he recordado y recordaré mientras viva, el momento aquel en que sin saber porqué, me puse delante de la Virgen en la Procesión y dije exactamente las palabras que tu has indicado: Virgen Santísima, que mi madre se ponga buena. Lo recuerdo como si fuera ayer mismo.
Posteriormente, nunca he sido consciente de ello, aunque desde aquella fecha, siempre que he necesitado algo, se lo he pedido a la Virgen, y doy fé de que siempre he sido atendido.
Un beso muy fuerte y un abrazo para todos y todas tus blogueros/as.
Tu hermano José.
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