Noche de
reyes. Recuerdo como ayudaba a mi madre
a hacer los canastitos de cartón forrados de papel de colores que luego los Reyes llenarían de
caramelos Yo era la mayor de cinco
hermanos y al igual que todos esperaba
con ilusión la venida de los reyes Magos.
Me acostaba
con la idea de despertar cuando oyera las trompetas que anunciarían su llegada. Pero me vencía el
sueño y siempre me despertaba al amanecer y
al ver los regalos que habían dejado se me olvidaba el deseo de ver a los reyes.
Una vecina
nuestra que estaba siempre en casa nos decía que no había reyes que era mentira
y que no nos dejarían nada. Mi madre con dulzura la desmentía diciéndonos que no
hiciéramos caso a la señora Juana ( así
se llamaba la incrédula vecina) Que como era ya mayor se le había olvidado, que sí, que había
reyes.
Llegó la mañana tan esperada por todos y la alegría inundó la casa al ver los juguetes y los canastitos llenos de
caramelos. A uno de mis hermanos
le dejaron un caballito de cartón que al verlo gritó eufórico .
¡Y decía la
señora Juana que no había reyes!
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