LOS OLIVOS
Veinte eran los olivos que había en el trozo de tierra propiedad de mis padres. Olivos plantados con esmero cariño y esperanza, Eran preciosos de un color verde reluciente por lo bien cuidados que estaban. En ellos ponía mi padre todo su afán. Se recreaba mirándolos quizá pensaba en su padre. Mi abuelo, era podador. En su juventud cuando llegaba el tiempo de la poda él se recorría los olivares preparando los olivos para que fueran productivos en la siguiente cosecha.Poco a poco en la tierra que tenía fue plantando sus propios olivos. Gracias a su esfuerzo y a la buena administración de mi abuela, tanto mis padres como nosotros sus nietos, pudimos disfrutar de su fruto y del mejor aceite que según decía mi madre nos mantenía sanos.
De esos olivos había uno con una rama horizontal fuerte de la que uno de mis hermanos se suspendía con los brazos y se balanceaba como si fuera un columpio. Nuestro padre le decía que tuviera cuidado, no sea que se le escaparan las manos y se cayera. Pero esto G. A D. nunca pasó. Para mi hermano era toda una aventura balancearse en el olivo nos retaba a los demás pero ninguno@ nos atrevimos nunca a balancearnos en aquel improvisado columpio.

De esos olivos había uno con una rama horizontal fuerte de la que uno de mis hermanos se suspendía con los brazos y se balanceaba como si fuera un columpio. Nuestro padre le decía que tuviera cuidado, no sea que se le escaparan las manos y se cayera. Pero esto G. A D. nunca pasó. Para mi hermano era toda una aventura balancearse en el olivo nos retaba a los demás pero ninguno@ nos atrevimos nunca a balancearnos en aquel improvisado columpio.
duerme la siesta
en la sombra del olivo
que plantó su padre