martes, 25 de septiembre de 2007

Seducción

Desilusión, vergüenza, dolor y rabia.
Esto es lo que sentiría la joven de este relato, que voy a contar. Esta historia tubo lugar en un pueblecito de Andalucía, pero lo mismo podría haber pasado en cualquier pueblo de España debido al alto grado de Moral y honradez que se vivía en nuestro País hace sesenta años estos valores se
Les exigía vivirlos y guardarlos mas a la mujer.

Pasaba algunas veces por la casa de la joven en cuestión , mi madre me mandaba a comprar a una tienda que había en frente. A ella se le veía feliz, Era muy guapa, su familia muy humilde, trabajaban de jornaleros en el campo. Los padres y hermanos estaban muy orgullosos de su niña. En aquella casa salía la alegría por la puerta a ella se le veía regando las flores y a veces se le oía cantar.

El dueño de un cortijo se paseaba por el pueblo haciendo alarde de su riqueza y buena presencia (Era el típico señoriíto Andaluz). Montaba un caballo precioso. Siempre vestía traje andaluz cubriéndose la cabeza con un sombrero cordobés.

Este personaje se fijó en la joven protagonista de esta triste historia. Según oí hablar a las personas mayores, este señor ( por llamarle de alguna manera) empezó haciendo la corte a la chica acosándola con mensajes que le hacía llegar por personas allegadas a la familia, que a la vez le aconsejaban, diciéndole que le convenía aceptarlo pues le iba a venir bien a toda la familia ya que no les faltaría el trabajo en sus tierras., y que ella iba a ser la mas beneficiada pues seria la dueña y señora del cortijo. Por lo oído supe que la chica se resistía. Aun no tenía veinte años y creo que tenía novio. Sería tanto el acoso al que la sometieron que unido a la escasez que se vivía en aquellos tiempos y quizás también, el halago que pudo sentir al verse deseada por un hombre rico y atractivo que al final, cedió.

Las que hicieron de celestinas lo prepararon todo y una noche a escondidas de sus padres se la entregaron al malvado.
Según decían en el pueblo, se la llevó al cortijo
Haciendo que viviera un idilio de amor que ella por su inexperiencia e inocencia no sospechó la mentira con que él lo vivía. Cuando pasaron unos cuantos días empezó a dejarla sola con las sirvientas y cuando aparecía por la finca la ignoraba por completo, Asta que dejó de venir y la chica viéndose abandonada no dejaba de llorar y aconsejada por las sirvientas se fue con sus padres ¿Cómo la recibieron? No lo sé. Cuando recuerdo esta historia pienso que le darían todo su cariño. Lo que sí se, es que en aquella casa no hubo nunca más, alegría.
Aun recuerdo cuando pasaba por su calle, que las ventanas estaban siempre cerradas y las cortinas echadas. .Muy difusamente recuerdo haber visto a la joven vestida de negro y como si hubiera envejecido diez años.

Después oí decir, que se avía venido a Barcelona con su familia y que se avía casado.......

jueves, 13 de septiembre de 2007

FLASHES

FLASHES EN MI MEMORIA


De la guerra civil.

¡Que vienen los aviones! Dijo mi madre.

En el corral de la casa donde vivíamos, teníamos una higuera muy grande y frondosa, debajo de ella estuvimos oyendo el ruido de los aviones y viendo como pasaban muy rápidos, creo que estuvimos allí acurrucados junto a mi madre, asta que se alejaron y dejamos de oírlos.

No lo recuerdo con precisión pues tenía tres años mi madre llevaba en brazos a mi hermana con unos cuantos meses y Concepción (otro día hablaré de ella) a mi hermano. Entonces éramos dos niñas y un niño después nacieron dos varones.

Aquel día mi padre no estaba con nosotros probablemente estaría en el frente.

Un día, que quizás vendría con permiso, porque lo recuerdo vestido de militar, estaba en la posada que era del padrino de mi madre, saludando a las personas que havia en la puerta. Cuando se despidió me cogió en brazos y como era tan alto, yo, me veía muy lejos del suelo. Recuerdo perfectamente como me molestaba en la pierna la hebilla del cinturón que era muy grande.

Esto es lo que quedó gravado en mi memoria de la guerra civil.

Por desgracia otros niños y niñas que vivieron aquellos tristes días no podrán contar hoy,(los que vivan) lo mismo que os he contado yo.

Ruego a Dios que ilumine a los gobernantes para que no lleven a sus respectivos países a guerras que solo traen destrucción y
sufrimiento. Sobre todo a las personas más débiles e indefensas.

sábado, 8 de septiembre de 2007

OVEJITAS





Un día estábamos almorzando y mi padre dijo–mañana, no podrá venir el muchacho, que guarda las ovejas, y no sé como llevarlas al campo a pactar, pues yo tengo faenas que hacer. Mi madre le dijo que podrían ir a guardarlas los dos mayores, (de los cinco hermanos que éramos) se refería a mi, que era la mayor de todos y al hermano que me seguía. Nos preguntaron si estábamos de acuerdo, los dos respondimos que sí.

Mis padres nos dijeron que nos tendríamos que levantar más temprano, pues las ovejas no comen con el calor, a mi no me importaba madrugar, mi hermano no decía nada, así es que al día siguiente mi madre nos llamó muy temprano, mi padre nos dijo que lleváramos las ovejas al terreno que teníamos cerca del pueblo, (sabíamos el camino pues íbamos muy a menudo con él cuando iba a labrar dicho terreno)

Mi madre nos puso un sombrero para resguardarnos del sol y nos dio una taleguita con el almuerzo, mi padre nos dijo que en cuanto hiciera calor nos viniéramos,

Mi padre sacó las ovejas del corral y ya en la calle nos dio una vara para guiarlas.

Y de esta manera, con sus recomendaciones... la vara... y el sombrero que mi madre nos puso salimos camino del terreno donde las ovejitas pactarían.

Cuando llegamos al sitio indicado dejamos las ovejas comiendo.

Mi hermano se sentó en una piedra, la cabeza baja parecía un mejicano en reflexión o durmiendo, yo observaba como amanecía miraba como iba saliendo el sol. ” En todos los amaneceres que he visto después, siempre viene a mi memoria el de aquel día”
Hoy pienso que quizá esto podría haberme dañado los ojos, pero no fue así pues siempre tuve muy buena vista y es que entonces no avía tanta contaminación. Bueno volvamos al tema que intento describir.

Tan ensimismado estaba cada uno con su tema que no nos dimos cuenta que las ovejas se avían dispersado yéndose a los terrenos vecinos.

Casi llorando llamé a mi hermano y nos fuimos a por ellas.

Las reunimos y las trajimos al terreno, y ya sin dejar de vigilarlas almorzamos, lo, que mi madre nos había puesto en una fiambrera, consistía en lomo de orza y pan hecho en casa.

Cuando notamos el calor a las doce más o menos nos fuimos al
Pueblo.

Mis padres nos esperaban con impaciencia y con mucho cariño nos preguntaron como lo aviamos pasado, yo le conté como se nos avían ido las ovejas, mi padre nos dijo que no nos preocupáramos que eso pasa, y que estaba muy contento con nosotros por haberle ayudado.

El muchacho que las guardaba vino al otro día, y ya no sé cuanto tiempo tuvimos las ovejitas en casa. Solo recuerdo esto que acabo de contar. Y que mi hermano tenia unos nueve años y yo once. Teniendo en cuenta estas edades , creo que el día que guardamos las ovejitas pudo ser en cualquier mes del año 1,946